domingo, 15 de junio de 2014

Crisis? What crisis?


Nos dicen que la crisis se ha acabado. Como si por  decirlo y a base de repetir este mantra la palabra se convirtiera en realidad. ¡ABRAN LOS OJOS! Que el último informe de Cruz Roja sobre la Vulnerabilidad Social lo deja bien claro.  Ese informe es una radiografía social de la población atendida del cual se pueden extraer un cúmulo de reflexiones. Algunas como las siguientes:
  • La vulnerabilidad se feminiza: la atención se produce con la ratio de seis mujeres por cada cuatro hombres atendidos. 
  • Afecta, casi por partes iguales, a las personas en edad más activa y a las que tienen más de 80 años: “No hay niños y niñas ricos en hogares pobres”. 
  • El desempleo masivo empuja a la pobreza y a la vulnerabilidad pero tener estudios no blinda contra el riesgo social. 
  • Los principales problemas económicos son carecer de ingresos, tener rentas inferiores a 500 euros mensuales, percibir pensión de viudedad de baja cuantía y ser parado/a de larga duración (más de 2 años).
  • Los problemas de vivienda están en aumento entre la población y como es lógico, este panorama está influyendo negativamente en la vida familiar. La mal trecha economía doméstica ha de dirimirse entre hipotecas y comida, dos bienes protegidos por la constitución.
  • Los problemas se acumulan. Casi la mitad de las personas atendidas tiene problemas como la dependencia, otra enfermedad grave, discapacidad sobrevenida y depresión (todo ello más presente en mujeres que en hombres).

El blog de "El Francotirador" Héctor Esteban (@Hesteban15) recientemente, narraba una historia "tan dura como real". En resumen, en una clase de primaria de un colegio público, la madre de una niña que celebraba su cumpleaños, repartía zumos y bollos entre los escolares. Un niño se le acercó para preguntarle si le había sobrado algún zumo. Ella tras ofrecérselo le apostilló: ¿Qué te has quedado con hambre? a lo que él respondió: "No, pero así mañana tendré algo para desayunar".

Y mientras tanto, cada año se generan en nuestro país 7,7 millones de toneladas de desperdicios alimentarios de los que una parte nada despreciable, el 42%, corresponde a los hogares. Según una encuesta realizada por Consumolab (Ainia), seis de cada diez consumidores reconocen que despilfarran alimentos en alguna ocasión sin embargo, esta conciencia no tiene traducción directa con los hábitos. 


Propuestas interesantes fueron objeto de otra entrada de este blog. Lamentablemente esta pasando totalmente desapercibido la proclamación del Año Europeo contra el despilfarro de Alimentos que ha querido plasmarse en estas imágenes.

Una de las dinamizaciones más interesantes de SESPAS es, sin lugar a dudas para mi, los análisis bianuales que realiza sobre diferentes temas relacionados con la salud. Análisis, reflexiones y recopilatorios que escritos por un grupo de profesionales diversos publica  cada dos años desde 1998. Este año el Informe SESPAS 2014 se ha dedicado a la crisis económico - financiera y sus implicaciones en la salud. Muy interesante en conjunto y de recomendada consulta, pero quiero traer a colación uno de los artículos que aborda el impacto de la crisis en el derecho a una alimentación saludable.


El derecho a la alimentación supone el acceso y disfrute a los alimentos y nutrientes básicos que se necesitan para desarrollar una vida sana y activa. Un 4% de la población de nuestro país carece de recursos para hacer frente a su alimentación básica. Y es que la crisis ha condicionado grupos (con menos ingresos, menos estudios, minorías étnicas) que presentan inseguridad alimentaria.

Los ciudadanos han tenido que cambiar sus hábitos para recortar gastos. Se ha reducido la cantidad de alimento ingeridos y el gasto de compra de alimentos caros, carne de vacuno, pescado que se compensa con un aumento de consumo de pollo, carne transformada y congelada, y de legumbres. Se compra en lugares que ofertan mejores precios  aunque no siempre este criterio se asocia a la calidad nutricional. La crisis favorece la compra de alimentos altamente procesados, energéticos pero menos nutritivos, que paradójicamente conducen al aumento de la prevalencia de obesidad en niveles socioeconómicos bajos. 

Queda mucho camino por recorrer, mucha educación por hacer, mucha solidaridad (bien entendida) por practicar y sobre todo hace falta mirar a la crisis y sus problemas directamente a los ojos. Y sobre todo lo que no podemos es mirar hacia otro lado y preguntarse como sino fuera con uno: Crisis? What crisis? 



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