Alto-bajo, sano-enfermo, contento-triste, noche-día, ying-yang,... Todo son contrarios relativos o radicales ¡que para gustos los colores! Pero cuando hablamos de comida es imposible evitar este binomio: “rápida-lenta” (“fast food – slow food”). ¿Se trata de velocidad? Tras estos conceptos existen valores contrapuestos y, que pueden esconder toda una manera de interpretar la vida.

Hace poco (abril del 2014) la fotógrafa neoyorquina Sally Davies celebró el cuarto aniversario de su proyecto "Happy Meal". La artista cuelga en internet las imágenes que toma casi a diario de una hamburguesa que compró el 10 de abril de 2010 en una conocida cadena de comida rápida y que, pese al paso del tiempo, se conserva sin problemas. “Hasta ahora, lo único que se ha modificado es el pan que se ha secado y partido en dos en alguna parte, mientras que la carne de la hamburguesa, tras los primeros días, quedó "como una piedra" y se encogió un poco, y las patatas fritas tienen casi el mismo aspecto”.
Todas sus características hacen valedoras a estas comidas de diferentes sobrenombres: “comida basura, comida chatarra” porque no olvidemos que suelen ser ofrecidas a poco coste y que si sumamos las bebidas refrescantes y los postres (helados cremosos) que las acompañan se convierten en menús con una enorme concentración de energía en un entorno ¿feliz (happy)?

Dicen que “la mona aunque se vista de seda mona se queda” y el marketing de los alimentos se rige por las mismas triquiñuelas que cualquier otro producto. Si quieres ver cómo se “maquilla” una hamburguesa para hacerla muy apetecible en un reclamo publicitario no te dejes de ver este video.
Y otro refrán dice que “no es oro todo lo que reluce”, así que atrévete a ver la realidad tras las estupendas imágenes que han conseguido para su foto de promoción. Observad en las siguientes fotos, contenidas en uno de los proyectos (fast-food-false-advertising-vs-reality) de Dario D, el cual siempre busca el lado "mas fotogénico" de su compra. La "triste realidad" de la comparación entre la comida publicitada (a tu izquierda) y las comidas servidas (a tu derecha).
En contraposición a la fast food encontramos el “slow food (comida lenta)”, movimiento que nació en Italia en 1986, de la mano de Carlo Petrini.
Slow food, es una asociación que promueve el uso y disfrute de comida saludable y de calidad, y que se ha transformado en una filosofía de vida que lucha en contra de la estandarización del gusto, de la vida acelerada ("fast life").
Movimientos
como el slow
food,
reivindican la necesidad de poner freno a la destrucción y
la contaminación de Gaia,
así como la del propio ser humano como elemento último de la cadena alimentaria que va acumulando los aditivos, los tóxicos, los pesticidas,
que se utilizan en la producción agrícola, la ganadera
intensiva y la transformación alimentaria.

De momento creo que el slow food es una buena manera de diseminar salud alrededor de una mesa con sabor mediterráneo y con la oportunidad de compartir con otros comensales un momento de gran valor comunicativo. ¡Buen provecho!
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