¿Recordáis el famoso vaquero de Marlboro? Fue el eje fundamental de una campaña publicitaria ideada por Leo Burnett en 1954 para popularizar los cigarrillos con filtro entre los hombres, pues en esos tiempos, su uso era considerado sólo para las mujeres. El actor William Thourlby fue el primero de una docena larga de nombres que interpretaron este papel. En Europa fue George Lazenby el actor que puso imagen a este cowboy con tantos humos, aunque seguro que será recordado por ser el mismísimo James Bond en 007 al servicio de Su Majestad (1969) ¡Y es que esta campaña publicitaria de tabaco estuvo vigente desde 1954 hasta 1999! ¿Conocíais que tres miembros de esta saga (Wayne McLaren, David McLean y Dick Hammer), clientes dclarados la marca publicitada, murieron por cáncer de pulmón?
Algunos de nosotros hemos crecido entre anuncios de este tipo, patrocinios deportivos, cigarrillos específicos para mujeres y respirando humos generados por otros y algunos quedaron atrapados entre sus garras. De ellos, también algunos, a golpe de leyes y ayudas de todo tipo, han podido declararse exfumadores. Por suerte el panorama en estos últimos 20 años ha cambiado pero, creo, que aún no lo suficiente. Ahora una nueva directiva propuesta (Directiva europea sobre fabricación, presentación y venta de los productos del tabaco) quiere dar, no sin interferencias interesadas de la industria y otros) una pequeña vuelta de tuerca al tabaco. De su lectura (sus prohibiciones) se intuyen las triquiñuelas que la industria tabaquera inventa para seguir consiguiendo adeptos: inclusión de aromas (fruta, chocolate…), adición de sustancias relacionadas con ventajas para la salud o estimulantes (vitaminas, cafeína, taurina…), aditivos con propiedades colorantes, etc… Resulta de interés leer el Informe de la Smoke Free Partnership que hace una revisión crítica de esta Directiva que todavía no ha sido aprobada.
Y mientras se deciden, algunos aspectos quedan fuera de la discusión por darlos como superado (¿olvido, error, evidencias?), me refiero a la venta de cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos). Pero ¿qué son los cigarrillos electrónicos?
Son dispositivos cuya función es vaporizar y liberar a los pulmones del usuario una mezcla química de nicotina, glicol de propileno y otras sustancias. Cada dispositivo contiene un sistema de vaporización electrónico, baterías recargables, un microprocesador y cartuchos del líquido que se vaporiza. Los cartuchos contienen entre 6 y 24 mg de nicotina que como es sabido es una sustancia química adictiva que en cantidades excesivas puede ser letal (0,5-1,0 mg por kg de peso).
Si tomamos la definición de algunas casas que los promocionan existen afirmaciones a mi forma de ver un tanto curiosas:
“Un cigarrillo electrónico es un dispositivo electrónico que se usa para simular fumar tanto como sea posible... Se considera que la forma más sana de fumar ya que no hay humo de segunda mano y sin daño para el medio ambiente...”
Y si buscas en su web encontramos, algo escondida, la siguiente advertencia:
“USTED DEBE SER MAYOR DE 18 AÑOS PARA COMPRAR Y USAR CUALQUIER CIGARRILLO ELECTRICO.
La nicotina es una sustancia altamente adictiva derivada de la planta del tabaco. Nuestros cigarrillos eléctricos no son para diagnosticar o curar cualquier enfermedad, dolencia física o enfermedad. Si usted es alérgico a la nicotina o a cualquier combinación de los inhalantes, si usted está embarazada o amamantando, o si usted tiene una enfermedad de corazón, diabetes, hipertensión arterial o asma, consulte a su médico antes de usar productos de nicotina como lo son los Cigarrillos Eléctricos. Al igual que los cigarrillos de tabaco tradicional, los cigarrillos electrónicos no son aprobados por la FDA americana.”
Así que la siguiente pregunta es: ¿son seguros?
La OMS nos dice que no se ha demostrado científicamente la seguridad de los mismos. La variabilidad de composición de los mismos y la ausencia de etiquetado y regulación, hace difícil asegurar la inocuidad de este producto. Además el glicol de propileno es un potente irritante cuando es inhalado.
Y como no hay dos sin tres... ¿Son eficaces?
Este dispositivo dispone de pocos estudios y sobre todo, se hace patente la ausencia de estudios independientes que demuestren su eficacia y su seguridad. Circunstancialmente el último estudio que insiste en los buenos resultados observados con el uso de los e-cigarrillos para dejar de fumar, está financiado por una compañía cuyos ingresos se consiguen con la venta de estos dispositivos.
Yo ante la duda creo que deberíamos aplicar el “principio de precaución” y no dejar sin regulación o en la alegalidad estos dispositivos. Mientras tanto cabe recordar que existen diferentes formas de ayuda para dejar de fumar que no generan dudas como aquellas que recogí en la entrada: Ya no fumo ¡Gracias!
Se me ocurre una pregunta: dado que en EEUU las empresas de tabaco se están introduciendo en este tipo de negocio y comercializan estos e-cigarrillos con nombres parecidos a las marcas habituales ¿la promoción de los e-cigarrillos no publicita de forma encubierta el cigarrillo tradicional?
Hablar de vaporizadores y tabaco me ha evocado a Deep Purple y su mítico: Smoke on the water.