jueves, 11 de julio de 2013

De vaqueros, cigarros y electrónica

¿Recordáis el famoso vaquero de Marlboro? Fue el eje fundamental de una campaña publicitaria ideada por Leo Burnett en 1954 para popularizar los cigarrillos con filtro entre los hombres, pues en esos tiempos, su uso era considerado sólo para las mujeres. El actor William Thourlby fue el primero de una docena larga de nombres que interpretaron este papel. En Europa fue George Lazenby el actor que puso imagen a este cowboy con tantos humos, aunque seguro que será recordado por ser el mismísimo James Bond en 007 al servicio de Su Majestad (1969) ¡Y es que esta campaña publicitaria de tabaco estuvo vigente desde 1954 hasta 1999! ¿Conocíais que tres miembros de esta saga (Wayne McLaren, David McLean y Dick Hammer), clientes dclarados  la marca publicitada, murieron por cáncer de pulmón?

Algunos de nosotros hemos crecido entre anuncios de este tipo, patrocinios deportivos, cigarrillos específicos para mujeres y respirando humos generados por otros y algunos quedaron atrapados entre sus garras. De ellos, también algunos,  a golpe de leyes y ayudas de todo tipo, han podido declararse exfumadores. Por suerte el panorama en estos últimos 20 años ha cambiado pero, creo, que aún no lo suficiente. Ahora una nueva directiva propuesta (Directiva europea sobre fabricación, presentación y venta de los productos del tabaco)  quiere dar, no sin interferencias interesadas de la industria y otros) una pequeña vuelta de tuerca al tabaco. De su lectura (sus prohibiciones) se intuyen las triquiñuelas que la industria tabaquera inventa para seguir consiguiendo adeptos: inclusión de aromas (fruta, chocolate…), adición de sustancias relacionadas con ventajas para la salud o estimulantes (vitaminas, cafeína, taurina…), aditivos con propiedades colorantes, etc… Resulta de interés leer el Informe de la Smoke Free Partnership que hace una revisión crítica de esta Directiva que todavía no ha sido aprobada.

Y mientras se deciden, algunos aspectos quedan fuera de la discusión por darlos como superado (¿olvido, error, evidencias?), me refiero a la venta de cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos).  Pero ¿qué son los cigarrillos electrónicos?

Son dispositivos cuya función es vaporizar y liberar a los pulmones del usuario una mezcla química de nicotina, glicol de propileno y otras sustancias. Cada dispositivo contiene un sistema de vaporización electrónico, baterías recargables, un microprocesador y cartuchos del líquido que se vaporiza. Los cartuchos contienen entre 6 y 24 mg de nicotina que como es sabido es una sustancia química adictiva que en cantidades excesivas puede ser letal (0,5-1,0 mg por kg de peso).


Si tomamos la definición de algunas casas que los promocionan existen afirmaciones a mi forma de ver un tanto curiosas:
“Un cigarrillo electrónico es un dispositivo electrónico que se usa para simular fumar tanto como sea posible... Se considera que la forma más sana de fumar ya que no hay humo de segunda mano y sin daño para el medio ambiente...”

Y si buscas en su web encontramos, algo escondida, la siguiente advertencia:


“USTED DEBE SER MAYOR DE 18 AÑOS PARA COMPRAR Y USAR CUALQUIER CIGARRILLO ELECTRICO.

La nicotina es una sustancia altamente adictiva derivada de la planta del tabaco. Nuestros cigarrillos eléctricos no son para diagnosticar o curar cualquier enfermedad, dolencia física o enfermedad. Si usted es alérgico a la nicotina o a cualquier combinación de los inhalantes, si usted está embarazada o amamantando, o si usted tiene una enfermedad de corazón, diabetes, hipertensión arterial o asma, consulte a su médico antes de usar productos de nicotina como lo son los Cigarrillos Eléctricos. Al igual que los cigarrillos de tabaco tradicional, los cigarrillos electrónicos no son aprobados por la FDA americana.”

Así que la siguiente pregunta es: ¿son seguros?

La OMS nos dice que no se ha demostrado científicamente la seguridad de los mismos. La variabilidad de composición de los mismos y la ausencia de etiquetado y regulación, hace difícil asegurar la inocuidad de este producto. Además el glicol de propileno  es un potente irritante cuando es inhalado.

Y como no hay dos sin tres... ¿Son eficaces?
Este dispositivo dispone de pocos estudios y sobre todo, se hace patente la ausencia de estudios independientes que demuestren su eficacia y su seguridad. Circunstancialmente el último estudio que insiste en los buenos resultados observados con el uso de los e-cigarrillos para dejar de fumar, está financiado por una compañía cuyos ingresos se consiguen con la venta de estos dispositivos.

Yo ante la duda creo que deberíamos aplicar el “principio de precaución” y no dejar sin regulación o en la alegalidad estos dispositivos. Mientras tanto cabe recordar que existen diferentes formas de ayuda para dejar de fumar que no generan dudas como aquellas que recogí en la entrada:  Ya no fumo ¡Gracias!

Se me ocurre una pregunta: dado que en EEUU las empresas de tabaco se están introduciendo en este tipo de negocio y comercializan estos e-cigarrillos con nombres parecidos a las marcas habituales ¿la promoción de los e-cigarrillos no publicita de forma encubierta el cigarrillo tradicional? 
Hablar de vaporizadores y tabaco me ha evocado a Deep Purple y su mítico: Smoke on the water.


lunes, 8 de julio de 2013

¿Enredado en la 2.0?


¡Que compleja y sencilla es la tecnología! Todo a la vez. Y yo en pleno siglo XXI entre dos fuegos. Con la necesidad de estar a la última en esta sociedad de la comunicación, del intercambio, del conocimiento y pensando como utilizar su potencialidad en la divulgación y educación para la salud de la población. Y al tiempo con la precaución de pensar la posibilidad de quedarse atrapado en la tecnología o dicho de otra forma quedar "enredado en la 2.0".

Hace ahora aproximadamente un mes tuve la oportunidad de coordinar la edición del monográfico número 96 "Educación para la Salud 2.0" de la revista institucional "Viure en Salut". En ella, un repaso por el panorama de la red de redes y sus posibilidades en el mundo sanitario para los pacientes, para los profesionales y como si de una boda se tratara "para la salud y para la enfermedad". Os dejo el sumario de la revista para que podáis hacéros una idea del tipo de artículos que la componen.


Educació per a la Salut 2.0


Pero no oculto mis temores, buscando y navegando por la red veo la paradoja de algunos "enREDa2.0". Por ejemplo con las Apps. Una App es una aplicación de software que se instala en dispositivos móviles o tablets para ayudar al usuario en una labor concreta, ya sea de carácter profesional o de ocio y entretenimiento.

Existen muchas aplicaciones (apps) en la red. Practicamente una para cada pregunta que quieres contestar, es decir, para casi todo. Incluso para ayudar a los individuos a superar las adiciones. Este tema estaba explorando y lógicamente existen aplicaciones para ayudar a desengancharse del tabaco (Quitnow), a otras drogas ( Friends of Jimmy ; 12 steps AA Companion - Alcoholic Anonymous  ), al sexo ( Sex addiction support ) o  a la comida ( CraveMate ). También para las compras, los videojuegos y otros. Vistas estas cosas ¡Creo que no van a tardar mucho a desarrollar una app para desengancharse de las propias aplicaciones! porque las aplicaciones propiamente dichas también enganchan. Pensemos en Watsapp, Angry Words, Instagram, Facebook o Twitter en algunas personas su uso es realmente preocupante.

Una de las aplicaciones de mayor difusión para teléfonos móviles inteligentes es WhatsApp y existen personas verdaderamente enganchadas. Ansiedad, nerviosismo, tristeza, enojo afectaciones de nuestras relaciones sociales se pueden desencadenar cuando los WhatsApp enviados no son atendidos o no se reciben o se interpretan mitos como el doble check. Mirarlo cada poco tiempo para verso se ha recibido un nuevo mensaje y cuando no es así, sentir un sentimiento de desanimo. Me han llegado a decir de algunas personas que se auto-envía mensajes para poder escuchar el sonido de entrada de mensaje. Ante ello la gestión de la conectividad y la privacidad debe ser un objetivo prioritario. Apagarlo o entrar en horas concretas puede ayudar a ello, bloquear a las personas que no aporten nada, abandonar los grupos que ya no te interesan, ... En fin se debe comprender que esta aplicación es sólo una herramienta y no debe sustituir los entornos humanos. Pero también es verdad que lo que empieza como un juego puede acabar como una esclavitud.


Siguiendo con esta pequeña excursión encuentro un artículo sorprendente: Pro-smoking apps for smartphones: the latest vehicle for the tobacco industry? del 2012 en Tobacco Control. Tal y como advierten los  autores  del estudio, muchos de estos apps, que además contienen imágenes explícitas de marcas de tabaco o imágenes que guardan una estrecha similitud con otra marca original, se presentan en las tiendas de Apple y Android como aplicaciones para dejar de fumar, a pesar de que este dato no está basado en ningún estudio científico que avale su eficacia. Un ejemplo claro son los apps sobre simulación de consumo de tabaco, en los que el usuario elige y enciende un cigarrillo de su marca preferida en su pantalla de móvil o de tablet,  y que, como advierten los autores de la investigación, no sólo no ayudan a dejar de fumar, sino que la imitación de la conducta de consumo de tabaco más bien parece que favorece su establecimiento. Señalando la necesidad urgente de que se realice un control sobre este tipo de aplicaciones, con el objetivo de eliminar aquellas cuyos contenidos sean perjudiciales para el establecimiento de hábitos saludables en la población y, más si cabe, en aquellos países que poseen una regulación específica sobre la publicidad de tabaco (como es el caso de nuestro país).


Veo que conforme estiro del hilo me voy ratificando  ¡Que complejo y sencillo es a la vez este mundillo! Cara y cruz. Debo seguir reflexionando en sus posibilidades.