El taller a quien he confiado la reparación de chapa y pintura de mi coche me ha ofrecido un "vehículo de sustitución" para poder seguir desarrollando mis actividades sin ninguna molestia. Estoy agradecido y contento y para esta cortesía, obviamente, me han hecho firmar un documento en el que se pide al "conductor interino" que no fume en su interior. Doblemente agradecido. Yo no fumo y ha sido muy grato encontrar el habitáculo del mismo sin olor a tabaco.
Si bien hoy nadie niega que el tabaco perjudica a los que se exponen a él de forma pasiva quedan muchos fumadores conductores o conductores fumadores que creen de forma errónea que el coche queda limpio sólo por ventilarlo.
Todo ello me hace pensar en la cantidad de razones que podríamos argumentar para que la prohibición de fumar en los coches fuera considerada una prioridad. Cual si fuera Rodolfo Chikilicuatre y su eurovisivo "Baila el chiki-chiki" podríamos enumerar, al menos, cuatro argumentos para prohibir fumar en el coche. Vamos con ello.
Uno: el "breinkindance"... (o cómo el humo de segunda mano rompe creencias)
A pesar que ventilar puede refrescar algo el ambiente, el coche no queda limpio con solo abrir la ventana o encendiendo el sistema de ventilación. Conocemos que los niveles de partículas en suspensión del humo del tabaco que quedan en el habitáculo en el coche de un fumador están por encima de los 25 microgramos por metro cúbico de partículas PM2.5 (de diámetro inferior a 2,5 micras) límite establecido por la OMS en ambientes cerrados.
En un estudio publicado en Tobacco Control en el que se midió la concentración de las partículas dañinas del humo de los cigarrillos en coches con fumadores y en coches libres de humos se evidenciaron cantidades de 7,4 µg/m3 de PM2.5 en los viajes sin fumadores, llegando a las 85 µg/m3 durante los trayectos en los que había humo. Dicho con otras palabras fumar en el coche triplica el límite de partículas dañinas respirables recomendado por la OMS.
Dos: el "crusaito"... (o cómo uno fuma y otro sufre las consecuencias, aunque el que fuma también)
El término "tabaquismo pasivo" se refiere a la inhalación involuntaria del humo expedido por uno o más fumadores y es lo que puede pasar a cualquier persona (menores o mayores) que entren en el coche de un fumador.
La exposición al humo expedido por fumadores en ambientes domésticos, donde podemos pasar más del 80% de nuestro tiempo, tiene efectos incluso más nefastos que la contaminación atmosférica. Las repercusiones del tabaquismo pasivo en la salud dependen del tiempo y la intensidad de la exposición
al humo y pueden ser resumidas en: graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias (cardiopatía coronaria y el cáncer de pulmón), en el adulto y en los niños, pueden darse desde problemas o enfermedad de oido medio hasta la muerte súbita en el lactante.
al humo y pueden ser resumidas en: graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias (cardiopatía coronaria y el cáncer de pulmón), en el adulto y en los niños, pueden darse desde problemas o enfermedad de oido medio hasta la muerte súbita en el lactante.
Tres: el "maiquelyason"... (o cómo el paisaje cambia de color)
Otra razón fundamental que hace ilegal el hecho de tirar la colilla del tabaco por la ventana es que esto puede alterar la conducción de otros usuarios de la vía y en este país tan seco se hace muy probable el hecho de que ello fuera el origen de un incendio. Para muestra un botón como es el caso de este titular de prensa del Diario de Ibiza de octubre de 2015.
En esta tesitura tirar los restos del tabaco fumado (colillas) sin ningún tipo de cuidado no sólo es un acto incívico sino que se convierte en un atentado ecológico. Por cierto esto si constituye una infracción y por tanto tirar una colilla por la ventana puede costar 200 euros de multa y la pérdida de 4 puntos en el carnet de conducir.
Cuatro: el "robocop"... (o cómo la ley podría caer de forma implacable sobre el que fuma)
El Reglamento General de Circulación en su artículo 18 no impide fumar en el coche pero establece que:
“El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía.
... Se considera incompatible con la obligatoria atención permanente a la conducción el uso por el conductor con el vehículo en movimiento de dispositivos tales como pantallas con acceso a internet, monitores de televisión y reproductores de vídeo o DVD...
... Se prohíbe la utilización durante la conducción de dispositivos de telefonía móvil y cualquier otro medio o sistema de comunicación, excepto cuando el desarrollo de la comunicación tenga lugar sin emplear las manos ni usar cascos, auriculares o instrumentos similares."
Creo que es evidente que fumar mientras se conduce supone, sin lugar a duda, una distracción al igual que comer, beber, maquillarse, utilizar el GPS o el móvil. Además en ciertas circunstancias el humo puede generar un serio problema de visibilidad. Pensemos que el conductor que fuma ha de encender el cigarrillo, procurar que no le caiga la ceniza, utilizar de continuo una mano para sujetar el cigarrillo, dar una calada, apagarlo, etc.
En resumen, la prohibición de fumar podría disminuir los riesgos de distracción en la carretera. En las VII Jornadas del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo de Valencia (abril, 2016), Francisco Rodríguez Lozano, presidente de la Red Europea de Prevención del Tabaquismo (ENSP, por sus siglas en inglés) nos puso al día sobre los países donde ya se habían pronunciado en el sentido de legislar en este sentido. Sobran argumentos así que en nuestro país ¿cuánto tiempo vamos a esperar para prohibir fumar en los coches?