lunes, 17 de marzo de 2014

Dale de desayunar a tu corazón


No hay palabra relacionada con la alimentación que refleje mejor su cometido que "desayuno". En realidad, se refiere al primer alimento ligero tomado matutinamente para romper el ayuno a que el cuerpo se ha sometido por la noche. Pero cuando nos atenemos a las recomendaciones nutricionales imperantes vemos que el término ligero es relativo, ya que se aconseja que esta comida concentre la ingestión de un 20-25% de toda la energía requerida diariamente (entre una cuarta y una quinta parte de la misma). Así de certero los manifiesta el dicho popular que proclama: Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo.

Cada cultura, cada país o incluso cada el desayuno presenta sus peculiaridades. Sin embargo me resulta muy curioso que, en general, las personas que tienen por hábito desayunar, hacen del desayuno ¡una de las comidas más constantes (y monótonas) que existen! Independientemente de la composición alimentaria del desayuno realizado en diferentes latitudes, se insiste que esta ingesta tenga representantes de, al menos, tres grupos alimentarios básicos: lácteos, farináceos o cereales y fruta. Realmente con este fácil consejo las posibilidades son grandes, aqui tienen cabida desde las sopas de pan con leche y una fruta, hasta el zumo recién exprimido de un fruta, y una tostada de pan con tomate  (aceite y ajo) y queso, pasando por el yogur líquido con muesli, plátano natural y un trozo de bizcocho casero. Que no se asuste nadie a estas alturas recordando mitos, que los lácteos y las frutas (incluidas las ácidas) "maridan" bien y no suponen problema alguno (que rico está un batido de jugosas fresas).


De la bondades de desayunar y de los problemas de saltarselo no podemos dejar de hablar.  En nuestro entorno, un 8,6% de las adolescentes y el 3,5% de los adolescentes se saltan el desayuno, obteniéndose valores máximos de omisión para las adolescentes de 17-18,5 años (13,5%). No se si su argumento es comer menos para adelgazar ("mantener la linea") pero se equivocan. Tenemos buenos referentes sobre la influencia y resultados del desayuno en relación a las mediciones antropométricas. Así a través del seguimiento, durante 17 años, de 10000 niños estadounidenses participantes de la National Health and Nutrition Examination Survey, se ha demostrado que saltarse el desayuno se relaciona con un aumento del índice de masa corporal (IMC), una mayor circunferencia de la cintura y una mayor prevalencia de obesidad.

Pero siendo el 29 de septiembre el Día Internacional del Corazón no me resisto a comentar otro estudio en el que se evidencia que, entre los hombres (profesionales de la salud) de 45 a 84 años que se saltaban habitualmente el desayuno, el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria era mayor, en definitiva presentaban un 27% más de posibilidades de morir, tras 16 años de seguimiento, y todo ello teniendo en consideración otras circunstancias como la dieta, la demografía, la actividad física, las horas de televisión y la cantidad de sueño. Aunque este porcentaje quedó en entredicho tras un nuevo ajuste por el índice de masa corporal, la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes. Seguramente esto puede señalar que los hábitos alimenticios pueden influir el riesgo de enfermedad coronaria a través de su influencia en los factores de riesgo tradicionales.



Aprovechando que estamos en la semana del corazón vale la pena apoyar la misma recordando algunas cuestiones:
Muestra a los niños el camino hacia un corazón sano
Tomado de: http://www.world-heart-federation.org/what-we-do/awareness/world-heart-day/children-leaflet/ 

Emprende el camino hacia un corazón sano (16-64 años)
Tomado de: http://www.fundaciondelcorazon.com/images/stories/eventos/2013-dia-mundial-corazon-adultos-1.pdf 



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