sábado, 8 de marzo de 2014

¿Qué género de salud es una salud sin género?



Salud y género no es ni de lejos lo mismo que salud y sexo. Si me apuráis i consciente de que traiciono la semántica, tampoco salud "general" tiene nada que ver con salud "sexual". Y es que tras este caprichoso juego de palabras se esconde un tema al que es necesario dedicarle unas reflexiones y hoy entorno al día de la mujer es un buen momento para ello.

El sexo se refiere a las diferencias biológicas, anatómicas y fisiológicas entre hombres y mujeres por lo que es fácil de visualizar tanto a nivel genético, celular como de los órganos. Pero género es un concepto más complejo de definir. El género se fundamenta en convencionalismos culturales, en actitudes, en valores y, por su puesto, en la influencia y el poder relativo que la sociedad le atribuye a cada sexo en función de sus diferencias. Entendido así es un concepto dinámico que puede ser re-interpretado según la geografía, el momento histórico, o incluso la clase social dónde se estudie. Las personas vivimos como si fuéramos un combinado de estos dos términos. Ni somos ginebra o tónica, ni sexo o género puro sino la fusión (y porqué no, confusión) de ambos, un verdadero gin-tonic. Como suponéis existen tantas combinaciones de gin-tonic perfectas como culturas, latitudes o barmans (1:1; 1:2; 1:3; 2:3...).

Os enlazo dos animaciones (una por cada sexo) muy pedagógicas para explicar como condicionamos y conformamos la identidad de género. Recomendables y muy aprovechables y con la ventaja de que no han requerido mediar palabra alguna.

Erase una vez otra María



La vida de Joan


Si mezclamos el concepto salud con el de género podemos hacer muchas lecturas.Por ejemplo con la interpretación lineal de sexo se concretan las enfermedades genéticas ligadas directamente al cromosoma X como la hemofilia. También podemos hablar de infecciones de transmisión sexual, que no de enfermedades sexuales ni sexuadas. Pero quizás sea importante recordar que podemos hablar de enfermedades consustanciales con el sexo de cada cual, así estaremos hablando obviamente de que los hombres padecen de próstata y las mujeres de miomas uterinos, además de los riesgos diferenciados entre mujeres y hombres debidos a la fisiología reproductiva. Sin olvidar que por razones de sexo hay procesos que se distribuyen con diferente magnitud sin ser privativos de ninguno de ellos, como es el caso de la osteoporosis.

Pero lo más preocupante es cuando observamos la influencia de género en la salud o en la enfermedad, no porque hombres y mujeres seamos diferentes sino porque existen desigualdades. Las diferencias son objetivas, consustanciales, interesantes y enriquecedoras. Lamentablemente las desigualdades por injustas, innecesarias y evitables, son tan absurdas como reales.

Conocemos que los hombres padecen en mayor poporción enfermedades con mayor letalidad y que las mujeres padecen más enfermedades crónicas y que producen discapacidad. Seguramente esa mayor mortalidad en hombres se puede explicar por las diferencias, según el género, en los comportamientos (estilos de vida, comportamientos de riesgo en accidentes, menor receptividad de los mensajes de salud...), también por factores sociales y las obvias diferencias ligadas al sexo. Así el consumo de tabaco, estilo adoptado de diferente manera según género, ha determinado diferente mortalidad por sexo por el cáncer de pulmón o bien, el patrón alimentario de consumo de grasas puede estar influenciando la diferente incidencia de cardiopatía isquémica. Aunque también sabemos que el proceso clinico para el diagnóstico y/o el tratamiento de ciertas enfermedades (infarto agudo de miocardio por ejemplo) puede ser significativamente diferente dependiendo de si quien lo padece es hombre o mujer.

Podemos nombrar además otras desigualdades entre mujeres y hombres en salud (de género) como las producidas por diferencias en la formación, conocimientos y oportunidades; la diferencia de acceso a los recursos sanitarios o atención; y las diferencias en cuanto a su protagonismo en la toma de decisiones referidas a su papel laboral. En cualquiera de los casos  situaciones muy lamentables que requieren de una apuesta real por la incorporación de la perspectiva de género en las políticas de salud (y también las demás) y por supuesto aumentar el justo protagonismo de las mujeres en todos los aspectos relacionados.

1 comentario:

  1. com vaig sentir a una filòsofa `'altre dia eltemps que regalem a la familia ens ho llevem a nosaltres per a realitzar els nostres projectess.
    Gràcies he gaudit de la lectura

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