lunes, 1 de octubre de 2018

¡Hay que bajar los humos ... al tabaco!



Hablar del humo del tabaco parece una perogrullada. Todos sabemos que no hay humo bueno y que el del tabaco mata. Mata hasta a la mitad de sus consumidores. En España   se lleva cada año, ni más ni menos, que la vida de casi 52.000 personas, prácticamente todo el aforo de un gran campo de futbol, del tamaño entre el estadio de San Mamés de Bilbao o el Mestalla de Valencia. Verdaderamente impactante ¿no? 

Cuando una persona se refiere al tabaco todo lo reduce al humo que inhala quien lo fuma y  al respirado involuntariamente por quien rodea a la persona fumadora. Pero esto que parece tan sencillo, a priori, puede comenzar a complicarse si vemos todas las formas en que tiene el humo de un cigarrillo o sus detritos de contactar con nosotros. 


De forma habitual reconocemos que existen al menos dos formas de "contaminarnos", o ¿deberíamos decir "intoxicarnos"?, con el humo del tabaco. De hecho se ha clasificado y estudiado el humo de "primera mano" y de "segunda mano" del tabaco pero debemos añadir más responsables a los perjuicios del tabaco entrando en los efectos del humo de "tercera mano" e incluso podríamos empezar a hablar del de "cuarta mano".

Conociendo este tipo de impregnación podremos argumentar con mayor vehemencia, si es que fuera necesario, los beneficios que se obtendrían no sólo de dejar de fumar o de no fumar en presencia de otros sino también, justificar el hecho de la transferencia o toxicidad que se produce por cohabitar en lugares dónde alguien ha fumado o los restos físicos del tabaco que pueden afectar tanto a las personas como al planeta.


De entrada un cigarrillo en combustión produce dos corrientes de humo: una principal (25%) que mediante maniobra de aspiración quien fuma dirige hacia su propio aparato respiratorio y una corriente lateral (75%) que se produce conforme se consume espontáneamente el cigarrillo, inhalada al respirar espontáneamente por quien fuma o está a su alrededor.

Humo de primera mano



Es el humo generado durante la aspiración activa provocada por la calada del fumador, desprendido de la columna de tabaco y que sale de la boquilla, y el humo exhalado por el fumador durante las bocanadas. Es el que la persona fumadora inhala mediante una inspiración profunda. Deriva de una combustión rica en oxígeno pero incompleta. En la zona de incandescencia se alcanzan temperaturas de 860-900ºC, aunque el humo que penetra por la boca sólo alcanza los 30ºC. 


Humo de segunda mano

Se corresponde con la corriente secundaria o lateral. Está formado por el conjunto de gases y partículas que se producen durante la combustión espontánea que aparece entre las caladas del fumador; sale por el extremo encendido y por la boquilla.

Se caracteriza por una combustión incompleta, con menor contenido en oxígeno, y de menor temperatura (500-650ºC). Contiene mayor cantidad de amoniaco y de bases orgánicas pero menos ácidos y  cianuro de hidrógeno que la corriente principal. El humo ambiental se constituye del humos de segunda mano más el proveniente de  la exhalación del humo principal realizada por la persona fumadora.

Un estudio en España encontró tras la aplicación de la Ley 28/2005 de regulación del tabaco y productos derivados y su modificación ley 42/2010, que la exposición al humo de segunda mano entre los no fumadores había disminuido en los lugares de ocio si bien la exposición no se modificó en el hogar.


Humo de tercera mano
El humo de tercera mano es el tabaco que queda impregnado en el medio ambiente (pelo, ropas, muebles, cortinas, paredes, ropa de cama, alfombras, tapetes o moquetas, tapicería de vehículos y otras superficies, y que permanece incluso después de haber apagado el cigarrillo, incluso es resistente a la limpieza normal. No se elimina con la ventilación de  una habitación.


Los niños expuestos al humo de tercera mano están en riesgo, por su exposición a niveles más altos de cotinina en la orina y en la sangre. Estos productos químicos permanecen en la ropa, el pelo, alfombras, cortinas, juguetes, y en todas las superficies de la casa o automóviles dónde se fuma. Los bebés y los niños pueden ser perjudicados, porque respiran y comen las toxinas cuando gatean en el piso, están en los asientos del coche o en brazos de adultos cuyas prendas pueden estar impregnadas.


Se ha demostrado que los progenitores conscientes de los peligros del humo de tercera mano son más proclives a intentar dejar de fumar y a hacer del vehículo y hogar espacios libres de humo.





Una nueva perspectiva ¿cuarta mano?
Los restos del cigarrillo suponen el 30% del total de desperdicios en el mundo, por delante de los envases de alimentos, botellas y bolsas de plástico. Cada colilla puede tardar en descomponerse entre 8 y 12 años.

El filtro de las boquillas (acetato de celulosa) acumula parte de los componentes nocivos del tabaco y los libera en contacto con el agua, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad. Entre estos componentes: pesticidas, edil-fenol, nicotina, mentol, dietilenglicol, metales (Al, Ba, Cd, Cr, Cu, Fe, Mn, Ni, Pb, Sr, Ti y Zn) y alquitrán entre otros.


Por sostenibilidad y por seguir planteando una sociedad sin humos es importante destacar iniciativas que abrazan también esta vertiente del tabaquismo, la eliminación de residuos y colillas. Un buen ejemplo de ello lo ha liderado Galicia con su propuesta de Playas sin Humo

¡Queda tanto por explorar y por hacer! A propósito, este junio pasado un nutrido grupo de Colegios Profesionales sanitarios, Sociedades Científicas, Entidades públicas y Asociaciones de consumidores, de pacientes y movimientos ciudadanos suscribieron en el marco de la ENSP-CNPT, International Conference of Tobacco Control 2018,  la Declaración de Madrid-2018 por la salud y para el avance de la regulación del tabaco en España, una propuesta de las principales medidas para abordar la prevención del tabaco que los poderes públicos deberían adoptar en España. De lectura recomendada.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anímate a compartir tus opiniones sobre este tema.