Los tomates de antes, de cuando yo era pequeño, tenían más sabor. Mi padre opinaba lo mismo y, según él, esta frase se la oyó a mi abuelo. Supongo que esta secuencia podría estar repitiéndose desde la época de Colón, cuando vinieron los primeros tomates. Si acepto esta hipótesis de trabajo ¡Qué sabor tan “fantástico” tendrían aquellos tomates!
Recientemente investigadores de la Universidad Politécnica de València y del CSIC, han identificado el gen de la mutación "u" que produce tomates uniformemente maduros, modificación que, parece ser, también pudo afectar la calidad de los frutos según informa la prensa .
Si las tomateras son plantas que llegaron alrededor del siglo XVI - XVII procedentes de América, junto a pimientos y otros, no deja de resultar curioso que ámbos los tengamos tan asimilados a la dieta mediterránea. Como curiosidad vale recordar que tomates, pimientos y berenjenas pertenecen a la familia de las solanáceas, junto a sus primas las patatas y ¡el tabaco!
Recientemente investigadores de la Universidad Politécnica de València y del CSIC, han identificado el gen de la mutación "u" que produce tomates uniformemente maduros, modificación que, parece ser, también pudo afectar la calidad de los frutos según informa la prensa .
Si las tomateras son plantas que llegaron alrededor del siglo XVI - XVII procedentes de América, junto a pimientos y otros, no deja de resultar curioso que ámbos los tengamos tan asimilados a la dieta mediterránea. Como curiosidad vale recordar que tomates, pimientos y berenjenas pertenecen a la familia de las solanáceas, junto a sus primas las patatas y ¡el tabaco!
Todo esto me viene al pensamiento mientras veo un video de Veterinarios sin Fronteras de Castilla La Mancha que un entusiasta amigo, Jose Luís Rodrigo, me envía. Lo miro, río y reflexiono. El video se titula "Dos tomates y dos destinos" (os lo adjunto) en él, los actores Joaquín Reyes y Carlos Areces interpretan una divertida parodia, donde un tomate ecológico y un tomate modificado genéticamente se citan en un bar después de haberse conocido a través de un chat en internet.
Una caricatura hecha para arrancar sonrisas (y promocionar la ONG) pero de su contenido no deben extraerse excesivas conclusiones. De entrada quiero relajar a los que lo veáis, recordando que en la actualidad no hay tomates transgénicos en el mercado. Efectivamente, los hubo, en EEUU, el FlavSavr de Calgene y el Endless Summer de Monsanto, pero ambos fracasaron comercialmente y fueron retirados del mercado hace años. En Reino Unido, dos cadenas de supermercados, también estuvieron vendiendo pasta de tomates (Zeneca) durante unos tres años retirándola en 1999 por la adversa opinión pública que sobre los transgénicos reinaba.
Sirva este pretexto para introducir a quien tenga inquietud en este tema tan caliente. ¿Qué es eso de los alimentos orgánicos? Los alimentos orgánicos, ecológicos o biológicos son productos de origen agrícola o agroindustriales que se producen bajo un conjunto de procedimientos y normas que tienen como objetivo primordial la obtención de alimentos sin aditivos químicos ni sustancias de origen sintético como colorantes, saborizantes, gelificantes, entre otros. Buscan una mayor protección del medio ambiente al no utilizar agroquímicos o fertilizantes sintéticos.
Actualmente se identifican en su etiquetado porque se utiliza la palabra "ecológico", "orgánico" o "biológico", figurando normalmente también el nombre de la entidad (pública o privada) que garantiza que se han seguido los estándares para la producción ecológica. A partir de la semana que viene, julio de 2012, los productos ecológicos de la Unión Europea incluirán un logo que será único en los alimentos biológicos producidos en nuestro continente.
Para los alimentos extracomunitarios el logo será voluntario, pero siempre deberá especificarse en el etiquetado, el país de origen y la entidad que certifica que se trata de un alimento genuinamente ecológico.
Desde el punto de vista nutricional es difícil asegurar que sean más saludables. Un artículo de revisión sobre este asunto publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition analizó las publicaciones científicas realizada entre 1958 y 2008 (98.727 artículos) sobre los efectos beneficiosos para la salud de los productos ecológicos. No encontraron evidencia suficiente para asegurarlo.
Sin embargo, podemos decir que los alimentos orgánicos tienen menos aditivos que las versiones NO ecológicas. Según un reciente informe del PAN Europe (Pesticide Action Network) : Lechugas, tomates, pepinos y manzanas son los vegetales con un mayor índice de contaminantes químicos en su composición, derivados de los datos publicados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), sobre restos de pesticidas, con un notable riesgo para la salud, en diferentes vegetales. Según los resultados del estudio, se hallaron unos 30 tipos de tóxicos diferentes en vegetales de consumo habitual en la dieta de un adulto que interfieren de manera directa en el sistema endocrino, nervioso y hormonal del ser humano.
Ingeridas como contaminantes alimentarios, las sustancias que influyen sobre el sistema hormonal humano, son conocidas como disruptores endocrinos, y pueden asociarse a enfermedades crónicas como el cáncer de mama o próstata, disfunciones fértiles, daños cerebrales, obesidad o diabetes.
Por otra parte no me gustaría dejar sin introducir en el post a los tan denostados alimentos transgénicos. En primer lugar una cuestión de nombres: ¿Son los organismos modificados genéticamente lo mismo que los productos transgénicos? Los organismos genéticamente modificados (OGM) son alimentos a los que simplemente se les inhibe o potencia la expresión de uno de sus genes. Los transgénicos son organismos genéticamente modificados a los que se les ha añadido genes de otra especie. Así todos los transgénicos son OGM, pero no todos los OGM son transgénicos.
Algunas organizaciones, como Greenpeace, han elaborado listados de productos cuyos fabricantes han garantizado que no utilizan transgénicos –ni derivados– en sus ingredientes o aditivos (lista verde) o bien listados para los cuales no puede garantizar que no contengan transgénicos (lista roja). Para preparar la “lista roja” utilizan tres métodos de verificación: incluyen productos en cuya etiqueta figura que contienen transgénicos o derivados; incluyen productos para los cuales sus análisis los han detectado; e incluyen productos cuyos fabricantes no garantizan, a la ONG, la ausencia de transgénicos –o derivados– entre sus ingredientes o aditivos. En este último caso aquellos fabricantes que no contestaron, pasaron a ocupar la lista de sospechosos de contener OGM. Obviamente, en mi opinión, salvo pruebas fehacientes debería manifestarse claramente esta condición.
Es obligatorio indicar en el etiquetado aquellos productos cuyo contenido en OMG supere el 0,9 %. Además, todas las sustancias cuyo origen sea un OMG deben mencionarlo en la lista de ingredientes con las palabras «modificado genéticamente».
Como decía esta dicotomía es un interesante mundo lleno de controversia que convive con nosotros, al igual que el sabor del tomate, entre la nostalgia o añoranza y la modernidad (ciencia).
Como decía esta dicotomía es un interesante mundo lleno de controversia que convive con nosotros, al igual que el sabor del tomate, entre la nostalgia o añoranza y la modernidad (ciencia).
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