¡No dejemos escapar una saludable oportunidad!

Novedad en la programación de televisión. El pasado miércoles se presentó en la 1 de TVE, Masterchef, un concurso culinario en formato “talent show” que busca entre 15 candidatos, al mejor cocinero amateur de España.  Este programa, nuevo en España, comenzó en UK en 1990 creado por Franc Roddam para la BBC, y fue "re-ideado" en 2005. En mi opinión como show es ágil y dinámico. Lo ví. En el transcurso presentaron como habían seleccionado los participantes y tras ello estos aspirantes se enfrentaron a un reto colectivo, alimentar a una tropa de soldados y a otro reto individual, cocinar un rodaballo. Programa entretenido sino se busca más.

Estos aspirantes demuestran su capacidad ante los fogones, mientras los chefs  que visitan el programa les dan recomendaciones o clases exclusivas.

Una profesional del catering y otros dos de la cocina formaban el jurado: Samantha Vallejo-Nájera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez y ellos fueron los encargados finalmente de decidir qué concursantes quedaban y cual era el expulsado. Este ingrediente es omnipresente en todos los programas de los que tengo noticias: nominaciones y eliminaciones.Sin embargo, la severidad del jurado en sus argumentaciones mantiene en tensión a los concursantes (y a los espectadores) y les hace pasar malos momentos. Cierta crueldad televisiva, innecesaria para mi, que hace sentir a los aspirantes y a quienes empatizan con ellos situaciones angustiosas.

Si escribo sobre este espacio es porque se me ocurren que hay ciertos aspectos que podrían mejorarse. No tengo información de si hay previstas mejoras en futuros programas. Pero dicen que las oportunidades las pintan calvas y no djo de pensar que un programa así brinda grandes oportunidades de difundir consejos y buenas prácticas de higiene y seguridad alimentaria que sin duda deberían significar un modelo para todos. En este primer programa eché de menos cosas tan elementales como ¿dónde quedaron las medidas de recogida de pelo? ¿Y las de lavado de manos? Y aún más, si un concursante se cortó durante la preparación de un plato cómo quedan ejemplificadas las medidas protectoras en su contacto con los alimentos. Lo dicho, se han perdido oportunidades de hacer educación sanitaria ejemplificante en la televisión pública. ¡Qué lástima!

Además, aún entendiendo que el objeto del concurso es otro ¿no se podría aprovechar el mismo para dar notas nutricionales sobre los alimentos utilizados? No se trata de ser integristas ni variar el objetivo del programa pero aprovechar esta oportunidad para lanzar ciertos mensajes creo que hubiera sido todo un acierto. Más en un país donde la obesidad acampa por doquier y teniendo tantas cosas que aprender creo los dietistas debieran ser los primeros en reivindicar en estos programas algunas reseñas que nos ayuden a diseminar mensajes alimentarios saludables. Ojala en una próxima edición del mismo podamos ver incluidos en el jurado profesionales del ámbito de la dietética y nutrición humana. 

Otro programa con "peros"

No sólo quiero reflexionar sólo sobre este programa y oportunidades perdidas, ya que otros ejemplos también dan que pensar. En los albores del buen tiempo dos espacios, casi calcados, han tenido su entrada en la parrilla televisiva con gran aceptación. Dos shows (“Splash, famosos al agua” y “¡Mira quien salta!”) donde personajes del mundo de la farándula se dejan entrenar para realizar saltos al agua desde diferentes alturas. Cada vez que veo un salto desde un trampolín, no puedo dejar de recordar a Ramón Sampedro de quién Amenabar realizó la película Mar adentro, ganadora de 14 Goyas y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2004, no tanto por su reinvidicación de la eutanasia sino como referente de un grupo de personas que todos los años presentan algún tipo de lesión medular. 

Sin ánimo de ser un “aguafiestas” televisivo opino que debería cuidarse en estos programas que pueden motivar prácticas de riesgo, la realización de avisos, llamadas de atención y subtítulos que recordaran los problemas que se pueden correr al realizar estas prácticas. En definitiva, la utilización de los medios debe llevar parejo una reflexión de sus posibles daños colaterales en términos de salud. Según que programas hemos de valorar el mimetismo que llevan asociado, así que su análisis debería ser una obligación ética de las cadenas emisoras para evitar posibles efectos, sin duda alguna no deseados. Para este caso, las zambullidas al agua, esta llamada de atención ya ha sido realizada por parte de algunos agentes como es la hecha por la asociación de fisioterapeutas de Madrid así como la realizada por el colectivo de afectados ASPAYM.

Os dejo un fragmento subrayado del Informe sobre la lesión medular en España de ASPAYM, publicado el año pasado para que podamos evaluar la importancia de las zambullidas en la producción de lesión medular.

http://www.aspaym.org/images/LM_Aspaym_Media.pdf