Llega el verano y con él el calor. Sube la temperatura en nuestro entorno y como no, le damos nuestra más "calurosa" bienvenida: ¡Hola calor! Pero más temprano o más tarde pasaremos de saludarlo a sudarlo y le haremos perder su H dando paso a la "ola de calor".
Una noticia de prensa es la que ha hecho que me decida a hablar sobre este tema: "Un senderista pierde la vida por un golpe de calor en Beniarrés". ¿Sabemos como defendernos del calor?
Los efectos del calor en las personas son variados y van desde la insolación, inflamación de las membranas que envuelven el sistema nervioso central (meninges) por la acción directa del sol sobre la cabeza, cuando nos exponemos durante mucho tiempo al sol; pasando por el agotamiento por calor un cansancio anormal producido por el cóctel (calor, humedad y ejercicio físico); el síncope (perdida del conocimiento) por calor o el golpe de calor donde el fracaso de la regulación de temperatura (sube por encima de los 41ºC) se le suma la afectación del sistema nervioso (desorientación, estupor e incluso coma). Estas dos últimas situaciones, síncope y golpe de calor, son verdaderas urgencias que requieren consulta y/o atención inmediata (Llamar al 112).
Los efectos del calor en las personas son variados y van desde la insolación, inflamación de las membranas que envuelven el sistema nervioso central (meninges) por la acción directa del sol sobre la cabeza, cuando nos exponemos durante mucho tiempo al sol; pasando por el agotamiento por calor un cansancio anormal producido por el cóctel (calor, humedad y ejercicio físico); el síncope (perdida del conocimiento) por calor o el golpe de calor donde el fracaso de la regulación de temperatura (sube por encima de los 41ºC) se le suma la afectación del sistema nervioso (desorientación, estupor e incluso coma). Estas dos últimas situaciones, síncope y golpe de calor, son verdaderas urgencias que requieren consulta y/o atención inmediata (Llamar al 112).
Los consejos generales son conocidos aunque creo que no practicados de forma generalizada: beber abundante agua y líquidos (sin alcohol, ni gran cantidad de azúcar ni de cafeína) aún sin tener sensación de sed; tomar alimentos y platos refrescantes (gazpacho, sopas frías), abundante fruta; usar ropa ligera y de colores claros; cubrirse la cabeza, refrescarse y, para aquellos aficionados a la actividad física evitar los horarios centrales del día y días de altas temperaturas para ejercitarse. En esta época del año hemos de protegernos (yo diría defendernos) del sol. La página del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad puede proveerte más información.
Hace poco difundía este irónico mensaje que nos recuerda, jugando con otras alternativas, cual es la mejor bebida para hidratarse. Que tal como vimos en otra entrada de este blog, hay bebidas que hidratan pero con excesivo coste energético.
Pero quizás debemos de ir un poco más allá recordando que tanto los lactantes y los niños (menores de 5 años) como las personas mayores, las personas dependientes y las que tengan enfermedades crónicas deben de extremar los cuidados por ser más vulnerables (pero atención no olvidemos que el senderista de la noticia aludida tenía 30 años). La Organización Mundial de la Salud recomienda beber entre 2 y 3 litros de agua al día, y establece pautas o guías para mejorar la calidad del agua potable.
Casi dos terceras partes (el 61%) de los mayores de 50 años en España reconocen que se hidratan de manera insuficiente, y un 31 por ciento afirma que toma menos de 1,5-2 litros de líquidos al día (Declaración de Madrid, 2011). Los mayores son especialmente vulnerables porque tienen alterada la sensación de la sed, tanto por el menor control de la homeostasis del metabolismo hidrológico como por la alteración de su capacidad de termorregulación mediante la transpiración.
Nota informativa AEMPS, 5/2014 |
Pero como se recoge en una reciente y recomendable NOTA INFORMATIVA de la Agencia Española de Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), es importante considerar el caso de los medicamentos que pueden agravar el síndrome de agotamiento–deshidratación o el golpe de calor en mayores. Así que es importante recordar que tratamientos pueden verse condicionados con el calor y viceversa.
Se hace imprescindible evaluar completamente el estado de hidratación (clínicamente -ver tabla-, la ingesta de líquidos, medición del peso, de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y del balance electrolítico completo) antes de tomar una decisión terapéutica. Y por la misma razón se debe pensar en ello al adaptar un tratamiento con medicamentos en curso.
Tomado de Medline Plus: deshidratación
Especial atención se debe poner en tres grupos de uso excesivamente frecuente y que pueden tener malas consecuencias sobre todo en mayores:
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Debo ser un nostálgico pero todo esto me evoca a Radio Futura y su "escuela de calor".
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