Esta temible frase me trae recuerdos de la infancia. No había herida o raspadura que cualquiera no curase, con mejor voluntad que conocimiento, echando un generoso chorrito de alcohol o de agua oxigenada. Entre sollozos, quejas y guiñotes, oía como un adulto (cuando no un repelente amigo) repetía el consabido mantra: ¡No te quejes que todo lo que pica, cura! ... Diferente era el caso de un golpe que tras un "sana sana colita de rana" te daban la esperanza de solución en un par de dias ("si no cura hoy curará mañana"). Lo tenía olvidado puesto que la entrada en escena de las coloristas "tiritas a color" parece que han heredado propiedades curativas acordes a los nuevos tiempos.
Realmente esta frase ("todo lo que pica cura") se ha adueñado de mi cabeza al leer un artículo publicado en julio en el British Medical Journal que observa una curiosa relación entre el consumo de alimentos picantes y una menor mortalidad por todas las causas. El estudio, con casi medio millón de chinos, observó que los que tomaban más frecuentemente comida picante (guindillas -chiles- 1 o 2 veces por semana) presentaron un 10% menos de riesgo global de muerte en siete años que quienes no lo tomaban con asiduidad. Aunque la relación causa-efecto no puede ser establecida a través de un estudio como este y no es concluyente ciertas observaciones llaman la atención:
- el consumo de alimentos picantes se encontró asociado con un menor riesgo de morir por cáncer, cardiopatía isquémica y enfermedades del sistema respiratorio.
- los beneficios observados fueron ligeramente mayores en las mujeres que entre los hombres.
- que el consumo de estos "picantes (chiles)" frescos presentaban un menor riesgo de muerte por cáncer, enfermedad isquémica cardíaca y diabetes.
Hay que precisar que en España se denomina pimiento a los chiles de las variedades que solo condimentan y no producen ardor, y se reserva el témino guindilla a las variedades picantes. En definitiva esta cualidad depende de la ausencia o presencia de sustancias capsaicinoides. Por cierto, el "sabor" picante no existe, no se percibe en las papilas gustativas. Los alimentos picantes pueden tener sabor (dulce, salado, amargo, ácido o el menos conocido umami) aunque su característica más sobresaliente sea el picor o mejor dicho el dolor que provocan. Porque en realidad la comezón se trata de dolor producido por las sustancias capsaicinoides que contienen y que activan los nociceptores o terminaciones del dolor cuya función no es otra que avisar de que algo va mal o se está produciendo daño o irritación a algún tejido.
Investigaciones previas ya nos alertaban de las pícaras bondades de los pimientos y su biactivo componente la capsaicina relacionándolo con efectos anti-inflamatorio, anti-oxidante y sus propiedades anticancerígenas, además de otras controvertidas observaciones (¿efecto sobre la obesidad?). Al menos su uso tópico a altas concentraciones para el dolor crónico neuropático en adultos esta documentado. Así que no debemos perder de vista las posibilidades de este alimento que tiene tantos amantes como detractores.
Ya sea como chile habanero (el más picante de ellos), cayena, tabasco, jalapeño o la incertidumble aplicada al pimiento de Padrón del que se sabe que "unos pican y otros no" todos comparten esta sustancia que quién sabe si futuros estudios harán bueno el dicho de que "lo que pica cura" o al menos nos previene de una muerte prematura. Aún así y sabiéndome incapaz de atreverme con el chile habanero basta decir que aún existen algunas sustancias picantes que superan con creces su picor como las tóxicas: tiniatoxina, presente en la Euphorbia poissonii, una planta de Nigeria, y la resiniferatoxina, procedente de un cactus de Marruecos llamado Euphorbia resinifera y que ostenta el rabioso honor de ser clasificado como el picante más picante de los conocidos. El método Scoville se ha utilizado para ordenar las sustancias picantes aunque su criterio pueda resultar impreciso.
Y si en alguna ocasión os veis sobrepasados por el picante dolor de los chiles, ajís o guindillas podéis intentar contrarestarlo con pan mojado en aceite de oliva, bien tomando yogurt o bien realizando un enjuague con leche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Anímate a compartir tus opiniones sobre este tema.