miércoles, 7 de enero de 2015

La salud a ritmo de la música



Todos creemos a pie juntillas que la musica ejerce efectos relajantes, excitantes o de otros tipos en los seres vivos. El filósofo griego Platón ya argumentaba que "la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo". Hasta tal punto intuímos su influencia que utilizamos la música para todo: motivarnos, relajarnos, animarnos y desfogarnos. Que la música canaliza y evoca muchos sentimientos (es lo que tiene el arte) ya lo proclamaba Cervantes: "la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu".
 
Fue en 2001 cuando los neurocientíficos Anne Blood y Robert Zatorre de la Universidad McGill en Montreal evidenciaron que la música placentera activa en las personas que la escuchan diferentes regiones del cerebro en su sistema límbico y paralímbico y que se vinculan a respuestas eufóricas mediadas por la liberación de dopamina. Algo parecido a lo que ocurre con el sexo, la comida o las drogas. Aunque es bastante fácil especular por qué el sexo y la comida son recompensados con una oleada de dopamina esto nos hace buscar más, y de esta forma contribuye a nuestra supervivencia y la de la especie. La pregunta sería ¿por qué una secuencia de sonidos se comportan de igual forma? Si bien a ciencia cierta no se conoce el por qué,  una de las teorías más divulgadas se remonta a 1956, cuando  Leonard B Meyer (filósofo y compositor) sugirió en Emotion and Meaning in Music  que la emoción en la música se identifica con la búsqueda, las expectativas y la satisfacción de cumplirlas. Meyer sostuvo que en la música se establecen patrones y regularidades que nos tientan a hacer predicciones inconscientes sobre lo que vendrá después. Si estamos en lo cierto, el cerebro se da una pequeña recompensa, una oleada de dopamina. Este juego entre expectativas y resultados estimularía el cerebro con un fluir agradable de emociones.
 
Así como es lógico, se ha utilizado incluso con fines terapéuticos naciendo la musicoterapia. ¡Música para tratarnos! La musicoterapia supone el uso pautado de la música y sus elementos como una intervención en ambientes medicos, educativos y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar su salud fisica, social, comunicativo, emocional e intelectual y su bienestar. Todo ello muy loable pero aquí  me ha asaltado una duda ¿cuál es su poder curativo? y sobre todo, queriendo separar la paja del grano, ¿cuánta evidencia científica disponible existe que avale su eficacia para según qué enfermedades?


Dando un paseo por la redes, me encuentro con el equipo de Murcia Salud que intentaba responder a una pregunta semejante aplicada a los recién venidos (cómo el año que ahora empieza): ¿Existe evidencia científica del efecto de la musicoterapia en neonatos? Si bien reconocen la limitada evidencia existente sobre la efectividad de la aplicación de música en la mejora de parámetros fisiológicos y de comportamiento de bebés ingresados en Neonatología.

Hospital del Vinalopó alentando
a moverse con música
Pero una revisión publicada en 2014 sobre revisiones sistemáticas sobre ensayos clínicos aleatorizados (ECA) ha llamado mi atención tanto por su exhaustividad como por su metodología. Incluye finalmente 21 estudios realizados entre 1995 y 2012 (16 revisiones Cochrane): ocho estudios  sobre "trastornos mentales y del comportamiento"; dos sobre "enfermedades del sistema nervioso" y "enfermedades del sistema respiratorio" y uno correspondiente para cada uno de estos epígrafes "enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas", "enfermedades del sistema circulatorio" y "embarazo, el parto y el puerperio".

En él se evidenció que el tratamiento con musicoterapia mejoró los siguientes procesos:
  • el funcionamiento global y social en la esquizofrenia y/o trastornos mentales graves, 
  • la marcha y las actividades relacionadas en la enfermedad de Parkinson,
  • los síntomas depresivos y 
  • la calidad del sueño.  
Si bien la musicoterapia puede que tenga potencialmente margen de mejora para otras enfermedades, no existe suficiente evidencia para afirmarlo contundentemente en la actualidad.

Algunas sugerencias musicales de los terapeutas especialistas pueden ser lanzadas sin temor ya que según el mismo estudio citado no se ha notificado ningún efecto adverso específico o fenómeno perjudicial en ninguno de los estudios revisados y la musicoterapia fue bien tolerada por casi todos los pacientes.
  • Obras como los "Nocturnos" de Chopin, el "Preludio para la siesta de un Fauno" de Debussy y el "Canon en Re" de Pachelbel, para el insomnio,
  • "Música acuática" de Haendel, el "Concierto para violín" de Beethoven y la "Sinfonía Nº 8" de Dvorak para la depresión,
  • El “Concierto de Aranjuez” de Rodrigo, "Las cuatro estaciones" de Vivaldi y la "Sinfonía Linz k425" de Mozart para la ansiedad.
  • Temas como "Sueño de Amor" de Liszt, la "Serenata" de Schubert o el "Himno al Sol" de Rimsky-Korsakov para aliviar dolores de cabeza.
¡Una terapia complementaria que ayuda y no daña! ¿Que más se puede pedir?

Os dejo este fabuloso resumen de la Historia de la música plasmado magistralmente en apenas 7 minutos, toda una joya de síntesis.



1 comentario:

  1. Gracias, Joan. En este caso, aunque la ciencia no sea tan contundente, haremos caso a la intuición.

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