La reducción del consumo exagerado de azúcares puede suponer un fuerte impulso para desacelerar la epidemia de la obesidad y la diabetes en la que nos hallamos instalados. El establecimiento de planes de acción que incluyan la instauración de impuestos sobre las bebidas azucaradas, la restricción de su comercialización y la educación de la población infantil puede tener un gran impacto en la salud.
Una noticia de la agencia ACN, de este mes de abril, alienta aquellas ideas que desde la evidencia científica y el convencimiento creemos factibles y efectivas para mejorar la salud de la población.
Una noticia de la agencia ACN, de este mes de abril, alienta aquellas ideas que desde la evidencia científica y el convencimiento creemos factibles y efectivas para mejorar la salud de la población.
Fuente: La Vanguardia 09-04-2018 |
En mayo del 2017, el gobierno de la Generalitat de Catalunya implementó un impuesto para gravar el consumo de bebidas azucaradas envasadas. De hecho, se establecieron dos tipos de gravamen según el contenido en azúcar de las bebidas: de 0,12 euros / litro para aquellas que contenían más de 8 gramos de azúcar por cada 100 ml y otro, de 0,08 euros / litro para las bebidas de entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 ml.
CRES-UPF Working Paper 201804-110 |
Además, una parte de la caída del consumo de bebidas azucaradas ha sido sustituida por el consumo de bebidas light y zero ("efecto de sustitución"), las cuales aumentaron sus ventas en el mismo periodo.
Los autores del estudio, Judith Vall y Guillermo López, extrapolan sus resultados a todos los consumidores catalanes, para concluir que el impuesto ha supuesto una reducción energética de 107 kilocalorías por persona y semana
Uno de los hallazgos más interesantes es el carácter diferencial del impacto del impuesto. Los efectos observados de disminución han sido mayores en las áreas no turísticas y en aquellas con una tasa de obesidad más elevada.
Los autores del estudio, Judith Vall y Guillermo López, extrapolan sus resultados a todos los consumidores catalanes, para concluir que el impuesto ha supuesto una reducción energética de 107 kilocalorías por persona y semana
Uno de los hallazgos más interesantes es el carácter diferencial del impacto del impuesto. Los efectos observados de disminución han sido mayores en las áreas no turísticas y en aquellas con una tasa de obesidad más elevada.
Pero quizás el hecho que hace más potente los datos de disminución de ventas estimados con respecto a otros estudios anteriores es una característica propia del texto legislativo del capitulo VIII de la LEY 5/2017, de 28 de marzo de la Generalitat Catalana que la regula. Este importante aspecto ha sido repercutir el 100% del impuesto en el consumidor final.
Como señala el resumen del informe: "nuestros resultados son informativos para los formuladores de políticas que planean introducir impuestos similares en otros países, como el Reino Unido, Irlanda o Sudáfrica, que están listos para implementar un impuesto SSB en 2018."
Un buen argumento que se debe sumar a la petición que hace unos meses se hacía desde la Sociedad Española de Epidemiología a las administraciones públicas. A cuyo documento ya hice mención en otro post reciente de ¡A Tu Salud!.
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