Desde un punto de vista nutricional no es imprescindible el azúcar sencillo de la dieta. En las nuevas directrices sobre la ingesta de azúcares de la Organización Mundial de la Salud se recomienda reducir el consumo de azúcares libres, tanto en adultos como en niños, a menos del 10% de la ingesta calórica total (recomendación firme). Pero además añaden una recomendación condicional que es bajar del 5% de la ingesta energética total si se pretenden conseguir beneficios adicionales para la salud.
Lo que en lenguaje común significa menos de 50 g para una dieta tipo de 2000 kcal en el primer supuesto (10%) o menos de 25 g de azúcar simple (5% de 2000 kcal) para conseguir un bonus extra de salud.
Por ello, reducir el consumo excesivo de azúcares puede suponer un fuerte impulso parar la epidemia de la obesidad y la diabetes, y aunque la consciencia y voluntad individual deben suponer un puntal importante es necesario que los diferentes países establezcan planes de acción globales que comprendan la instauración de impuestos sobre las bebidas azucaradas, la restricción de la comercialización de los productos azucarados a los niños y la educación de los mismos en este sentido.
La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) mueve ficha
Lo que en lenguaje común significa menos de 50 g para una dieta tipo de 2000 kcal en el primer supuesto (10%) o menos de 25 g de azúcar simple (5% de 2000 kcal) para conseguir un bonus extra de salud.
Por ello, reducir el consumo excesivo de azúcares puede suponer un fuerte impulso parar la epidemia de la obesidad y la diabetes, y aunque la consciencia y voluntad individual deben suponer un puntal importante es necesario que los diferentes países establezcan planes de acción globales que comprendan la instauración de impuestos sobre las bebidas azucaradas, la restricción de la comercialización de los productos azucarados a los niños y la educación de los mismos en este sentido.
La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) mueve ficha
Acceso al informe |
El informe de la SEE incluye las siguientes recomendaciones:
- Introducir cambios fiscales que eleven el coste de las bebidas azucaradas para desincentivar su consumo (gravar con al menos un 20% el precio de estas bebidas).
- El gravamen debería ir en consonancia con la cantidad de azúcar que contengan para incentivar a la industria a reformular sus productos.
- Acompañar el aumento en la recaudación fiscal con:
- Inversión en subvenciones para la reducción del precio de alimentos más saludables (frutas y verduras).
- Regulación de la promoción y publicidad dirigida a niños y adolescentes de este tipo de bebidas.
- Programas de prevención de obesidad, especialmente destinados a los niños y adolescentes.
- Garantizar el suministro de agua potable a toda la población y regular la existencia de una fuente de agua potable en todos los centros educativos, así como en cualquier recinto de carácter público.
- Normalizar el etiquetado de las bebidas azucaradas que incluya, de forma visible, su contenido en azúcar, valor energético y advertencias gráficas de los riesgos para los usuarios, con un tamaño y tipo de letra estandarizados que garanticen su visibilidad.
- Establecer mecanismos de control de la publicidad en medios de comunicación, restringiendo su difusión en horario infantil.
- Generar mecanismos de control sobre el patrocinio de empresas de bebidas azucaradas en programas, actividades y proyectos que reciban cualquier tipo de financiación pública.
- Desarrollar actuaciones por parte de las administraciones públicas para eliminar la oferta de bebidas azucaradas en máquinas expendedoras situadas en centros de titularidad pública o público-privada.
El informe finaliza con una interesante tabla de argumentos que contesta las opiniones que
existen en contra de la adopción de medidas fiscales. Un interesante trabajo que ahora debe trasladarse a la acción. ¡Limitemos los azúcares para no amargarnos la salud!
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